jueves, 24 de junio de 2010

Lenguaje, Emperadores romanos y Hemingway

Es curiosa la forma en que se me ocurrió comenzar a escribir en este espacio, (compromiso que adquirí hace unos meses pero que hasta hoy no había cumplido) y que quizás algún día cuente, pero por ahora bastará con mencionar que nació de una conversación en la que se relacionaron, sin tener mucho en común, los emperadores romanos en Hispania y el suicidio de Hemingway.

La cuestión es que en esa conversación me di cuenta de la relevancia que tiene para que se mantenga el dialogo entre dos personas el vocabulario o el léxico utilizado, así como los conocimientos de las personas que participan en el dialogo, ya que el lenguaje evidencia nuestra cultura. Como dice Humboldt “la lengua expresa el espíritu del pueblo en lo que tiene de más específico: la diversidad de lenguas señala a la cultura, y es que la estructura de la lengua organiza el mundo y su conocimiento”. De esta manera la lengua determina nuestra percepción de la realidad, pero no hay que confundirlo con esta, ya que el lenguaje es un mediador social universal.

Pues bien, en la conversación en la que fui participe, se puso en evidencia de que yo no tenía ni idea de quienes ni cuantos fueron los emperadores romanos en Hispania, ni que Hemingway se había suicidado pegándose un tiro. Eso supuso para mí una pequeña frustración, ya que no me permitía estar a la altura de mi compañero de diálogo lo cuál suponía una desigualdad que yo no podía pasar por alto, así que me piqué y he cubierto esa laguna. Hoy se que Hemingway (Premio Nobel de Literatura en 1954), puso fin a su vida mediante un disparo en la boca con su rifle o escopeta de caza el 2 de julio de 1961. Se suicidó como lo haría alguno de sus personajes y como lo hizo su padre 33 años antes y pese a haber vivido una vida novelesca y pese a haber escapado de la muerte en tres ocasiones: en la Guerra Civil española cuando estallaron bombas en la habitación de su hotel, en la II Guerra Mundial al chocar con un taxi durante los apagones de guerra, y en 1954 cuando su avión se estrelló en África. También he buscado información sobre los emperadores romanos en Hispania y creo que a lo que mi compañero de dialogo se refería era a los tres emperadores romanos nacidos en Hispania, que fueron, como mi interlocutor bien sabía: Trajano, Adriano y Teodosio I.

La apreciación que tuve después de esa conversación, bastante surrealista tanto por la velocidad e intensidad del dialogo como por la mezcla de temas tan variados que nada tenían que ver unos con otros, fue que mi interlocutor estaba poniendo a prueba mi cultura y eso me mosqueó ya que mostré una clara inferioridad respecto al otro participante y eso no hace posible o dificulta que se mantenga la conversación. Salvo que yo me ponga las pilas y eso es precisamente lo que pienso hacer.

Y todo esto que he escrito antes no tendría sentido ponerlo en un blog enlazado a una página que habla de Torrox si a continuación no lo relacionara con algo que tenga que ver con este pueblo. Pues bien, lo voy a hacer, y para eso voy a retomar la parte no personal de esta entrada planteando que el lenguaje es un mediador social universal y a través de un acto de comunicación como es el discurso y la interpretación que los actores hagan de este, así como la posición social de estos actores y el contexto en que este discurso tenga lugar nos puede llevar a situarnos en el plano de la política. Más concretamente: altos representantes políticos de nuestro pueblo, con la alcaldesa a la cabeza, viajan a Alemania para visitar el pueblo alemán de Kirkel con el cuál el nuestro está hermanado, pero ninguno de ellos habla alemán o al menos no con la fluidez necesaria para la permanencia durante unos días en dicho pueblo germánico. Viéndose incluso obligados, en fechas cercanas al viaje, tener que realizar algunos cambios en los representante que inicialmente iban a ir, por la necesidad de que les acompañara una persona que pudiera realizar las traducciones necesarias. Y todo esto pues me lleva a plantear varias cuestiones:

* En primer lugar: cómo es posible que en un pueblo donde el porcentaje de población alemana es relativamente alto, ninguno de los mandatarios que los rigen políticamente sean capaces de mantener una conversación fluida con un alemán. Visitantes o residentes a los que en gran medida enfocamos nuestro turismo y de los que también dependemos.

* Y en segundo lugar: qué clase se política se puede plantear si dependemos de la interpretación de un interprete que a la vez interpreta el discurso de los homólogos alemanes de nuestros políticos

Sin más, dejo estas cuestiones en el aire y espero que por lo menos les sirvan para planteárselas si es que aún no lo habían hecho.

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