Hubiera preferido comenzar mi blog con otro tema (menos negativo, por así decirlo), pero la verdad es que me sentí mal al observa el hecho concreto por el cual escribo, y por eso decido manifestarlo en el blog.
Paseando el pasado domingo por el paseo de conejito asistí a lo que para mí fue un espectáculo: dos policías municipales acechando, rebuscando, registrando, persiguiendo, cacheando, requisando a los inmigrantes “ilegales” que ponen sus mercancías en el suelo y se encuentran al lado de la playa, pero también a los del otro lado, los “no ilegales”, que ponen sus mercancías o productos en puestos más elaborados y laboriosos de recoger. A estos últimos los registraban por guardarles las mercancías, bajo sus mesas, a sus vecinos de enfrente, los “ilegales”, mientras pasaba la policía por allí para que no se las quitaran.
Y mientras se producía todo ese rastreo, en hora punta de la noche, pues decenas de turistas observando y comentando la labor policial al pasar por el lugar, unos a favor, pero la mayoría indignados con la actuación y en mi caso, por ser de aquí, incluso me sentí un poco avergonzada.
Pude hablar con algún inmigrante “ilegal” que conozco y me digo que era normal, que la policía solía pasar a diario por allí y tenían que estar constantemente recogiendo y volviendo a poner el “chiringuito”, que estaban acostumbrados a esa tensión y miedo constante, pero que tenía que seguir así para poder por lo menos comer. Porque si ya la venta con esto de la crisis este año esta mal para ellos, se dificulta con las multas que tienen que pagar para que la policía le devuelva lo requisado.
Pero lo que más me confirmó que lo que acababa de ver era un espectáculo, fue cuando me comentó que cuando más gente hay es cuando pasan y se ponen a registrarles y a quitarles sus mercancías; cuando no hay nadie, pasan y no les dicen nada. Claro, es que tienen que lucirse, pensé yo y sigo pensándolo todavía.
Para mí un posible título acorde a esa actuación es “espectáculo decepcionante y ridículo”, así que ya sabéis si queréis pasar el tiempo viendo una exhibición extravagante, desagradable, con un puntito de impertinencia, pero en el fondo absurda pasaros un fin de semana por el paseo; aunque ya quizás no haya más representaciones, pues ya se han ido casi todos los turistas a los que entretener de nuestra costa.
Paseando el pasado domingo por el paseo de conejito asistí a lo que para mí fue un espectáculo: dos policías municipales acechando, rebuscando, registrando, persiguiendo, cacheando, requisando a los inmigrantes “ilegales” que ponen sus mercancías en el suelo y se encuentran al lado de la playa, pero también a los del otro lado, los “no ilegales”, que ponen sus mercancías o productos en puestos más elaborados y laboriosos de recoger. A estos últimos los registraban por guardarles las mercancías, bajo sus mesas, a sus vecinos de enfrente, los “ilegales”, mientras pasaba la policía por allí para que no se las quitaran.
Y mientras se producía todo ese rastreo, en hora punta de la noche, pues decenas de turistas observando y comentando la labor policial al pasar por el lugar, unos a favor, pero la mayoría indignados con la actuación y en mi caso, por ser de aquí, incluso me sentí un poco avergonzada.
Pude hablar con algún inmigrante “ilegal” que conozco y me digo que era normal, que la policía solía pasar a diario por allí y tenían que estar constantemente recogiendo y volviendo a poner el “chiringuito”, que estaban acostumbrados a esa tensión y miedo constante, pero que tenía que seguir así para poder por lo menos comer. Porque si ya la venta con esto de la crisis este año esta mal para ellos, se dificulta con las multas que tienen que pagar para que la policía le devuelva lo requisado.
Pero lo que más me confirmó que lo que acababa de ver era un espectáculo, fue cuando me comentó que cuando más gente hay es cuando pasan y se ponen a registrarles y a quitarles sus mercancías; cuando no hay nadie, pasan y no les dicen nada. Claro, es que tienen que lucirse, pensé yo y sigo pensándolo todavía.
Para mí un posible título acorde a esa actuación es “espectáculo decepcionante y ridículo”, así que ya sabéis si queréis pasar el tiempo viendo una exhibición extravagante, desagradable, con un puntito de impertinencia, pero en el fondo absurda pasaros un fin de semana por el paseo; aunque ya quizás no haya más representaciones, pues ya se han ido casi todos los turistas a los que entretener de nuestra costa.
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